ESPACIOS POR VENERABLE TERESA ENRÍQUEZ
Tras la muerte de su esposo en el año 1503, Enríquez empleó el importante capital económico que atesoraban para dar rienda suelta a sus inquietudes personales, no solo con el levantamiento de estos monumentos que erigían “una ciudad de Dios” en esta villa sino también con la creación de escuelas de música o medicina. Asimismo, se preocupó de proteger a los más desfavorecidos, sobre todo a los más pequeños, a huérfanos o a las mujeres que caían en la prostitución.
Entre 1503 y 1527, Enríquez fundó el convento de madres concepcionistas franciscanas sobre el antiguo palacio de Pedro I, construyó el Palacio de Altamira -en el que participó el arquitecto Alonso de Covarrubias- y levantó la Colegiata de Torrijos. Además, después de los episodios de pestes y hambrunas de esta época, entre 1519 y 1520 construyó dos hospitales: el de la Consolación -desaparecido- y el de la Santísima Trinidad, incluida en este la Capilla del Santísimo Cristo de la Sangre. Unos años antes, en 1492 d. Guierre de Cárdenas mandó construir en Torrijos el Monasterio Franciscano de Santa María de Jesús.